Existen diversos fenómenos que provocan movimientos migratorios. La sobrepoblación, escasez de agua, colapsos en agricultura y problemas sociales son solo algunos de los ejemplos.
La expansión de la mancha demográfica a lo largo del territorio en México es inevitable, conforme las grandes ciudades comienzan a urbanizarse, la demanda inmobiliaria por ende necesita dilatarse a la periferia para abarcar mucho más territorio y así solventar dicha necesidad.
En México, en los últimos veinte años hemos observado como es que grandes estados del norte como lo son Sonora, Coahuila, Nuevo León, Chihuahua y Durango han estado experimentando un problema respecto a la repartición de recursos, especialmente con el hídrico.
Los datos del Instituto de Recursos Mundiales (WRI) indican que son 23 estados que han extraído casi al tope sus suministros hídricos y que hoy se encuentran al borde de una posible crisis.
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Movimientos migratorios y demanda inmobiliaria
El cambio climático es un tema que empieza a considerarse dentro de las agendas gubernamentales, ya que de acuerdo a expertos diversos, desde 1960 las temperaturas promedio a nivel nacional aumentaron 0.85º C y las temperaturas invernales 1.3ºC.
El estrés hídrico también es algo agravante contra la seguridad humana, por ello es que los movimientos poblacionales que vislumbraremos en los últimos años respecto a los estados del norte tendrán que ver en su mayoría con este tipo de problemáticas.
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Si bien ciudades tales como Monterrey, Culiacán, Hermosillo y Saltillo han tenido un incremento industrial y comercial importante debido al nearshoring, los pobladores de hoy en día comienzan a sufrir los percances de las limitaciones hídricas.
El Reporte Inmobiliario Lamudi 2022 nos indica que por tipo de operación, es decir, venta y renta, la demanda de inmuebles en línea se distribuye en este top 10 de la siguiente manera:
Podemos observar que en la gráfica sobresale Nuevo León, una región del norte que se caracteriza por tener la tercera posición como la entidad federativa que aporta un PIB per cápita en dólares de $18,912, 88% superior a la media nacional que es de $10,084. Estas cifras nos dejan ver como es que la oferta laboral y de oportunidades de crecimiento son bastas, con 1.6 millones de trabajadores formales registrados ante el IMSS, que representan 8% del total Nacional y 68% de la población ocupada.
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Contrastado con ello, podemos observar que entre 2015 y 2020, salieron de Nuevo León 91,433 personas para radicar en otra entidad, de acuerdo a información del INEGI. De cada 100 personas:
- 14 se fueron a vivir a San Luis Potosí
- 12 a Coahuila de Zaragoza
- 11 a Tamaulipas
- 8 a Veracruz de Ignacio de la Llave
- 6 a Ciudad de México.
Debido al estrés hídrico, el movimiento migratorio provoca presiones sobre los habitantes que desean una calidad de vida mayor y un acceso recurrente al agua para sus actividades cotidianas. Con temperaturas que llegan a alcanzar los 40 grados, es como estas áreas disponen aproximadamente de seis horas al día de bombeo de agua potable, con restricciones por parte de las autoridades para racionar lo que en las represas queda.
Es importante analizar en los próximos meses y años como es que los desarrollos inmobiliarios empiezan a implementar prácticas sostenibles para la gestión y el manejo del agua. Cisternas para el tratamiento de agua pluvial, tinacos con mayor capacidad, filtros y utensilios ahorradores de agua pueden ser clave para esta adaptación.
El flujo migratorio en México de la región norte puede detenerse si es que los desarrolladores comienzan a pensar en la implementación de prácticas mucho más amigables con el ambiente que contrasten de la mejor manera con el habitante.
Las consecuencias de la migración en México se ven reflejadas en el ámbito constructivo, arquitectónico y de inversión inmobiliaria, por ello es indispensable observar como es que la escasez de agua es un problema tratado por las autoridades de cada región.
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