Uno de los laureles más renombrados del mundo de la arquitectura mundial es el Premio Pritzker, que distingue el trabajo que demuestra talento, imaginación y que, al mismo tiempo, contribuye para el progreso de la humanidad.

La competición este año fue reñida, pero, finalmente, se pronunció como ganadores a un trio español: Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta. De hecho, el 2017 representa una cierta sorpresa ya que la carrera de estos arquitectos galardonados se ha mantenido en gran parte desconocida para varios con excepción, tal vez, de los pobladores de Girona, ya que la labor de estos arquitectos se ha concentrado, sobre todo, en mejorar el paisaje urbano de dicha ciudad con espléndidas creaciones.

Restaurante Les Cols / Foto por Sílvia Costa i Josep Azuara / Dominio Público

Muchos esperaban que la distinción fuera otorgada a algún nombre famoso, por lo que esta premiación ha generado críticas y cierta polémica. Se especula y se cuestiona las razones del jurado: que se trata de una de decisión política; que representa la continuación de la valoración de la llamada corriente localista; que se quiere dejar de lado la tendencia de condecorar solamente arquitectos de fama, etc.

Esto no obsta para que también se hayan vertido opiniones muy favorables con respecto de la decisión. El nivel poético alcanzado por el trabajo colaborativo de los tres españoles es asombroso. También se ha señalado la manera como los edificios logran adaptarse y fundirse con el ambiente que los rodea.

La bodega de vinos Bell-Lloc en Palamós, Girona es un buen ejemplo de la creación de Aranda, Pigem y Vilalta; una creación que respeta mucho la naturaleza. Por la misma razón, también se podría nombrar la pista de atletismo de Olot. Efectivamente, estos proyectos realzan la belleza natural del hábitat local preservando la vegetación estacional.

© kanchana_koyjai / Shutterstock.com
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Quizá la obra maestra que puede ser considerada como la piedra de toque de la obra de los ganadores del Premio Pritzker es la marquesina creada para el restaurante Les Cols, ubicado también en Girona. El baldaquín ha sido tallado desde el suelo con paredes de piedra volcánica y tiene la apariencia de una vela movida por el viento. Lo interior y lo exterior se unen, pues, para conformar un agradable efecto.

Pero la experiencia de estos tres galardonados también ha erigido notables construcciones fuera de Cataluña. Por ejemplo, en Francia se halla el Museo Soulages y el centro de arte La Cuisine, ambos en la ciudad de Rodez.

Como nota final, Jaume Molet, Director General de Lamudi, observa que «el cuidado en relación a la naturaleza es una disposición que también se halla en desarrolladoras habitacionales que quieren armonizar los interiores de sus edificios con el mundo natural exterior. Cada vez más mexicanos dan valor a este tipo de característica al buscar un hogar.»