En lo que va del 2019 la venta de inmuebles en México no ha crecido al ritmo que se esperaba durante el optimista inicio de año, principalmente en el tema residencial, es decir, casas y departamentos.

De acuerdo con Daniel Narváez, director de Marketing y Comunicación de Lamudi, el cambio de gobierno, dependiendo de intereses y enfoques, representaron una aterradora amenaza para quienes deciden el ritmo y rumbo del desarrollo con sus inversiones. 

Aquí lo explica en sencillos puntos para que entiendas el panorama del sector inmobiliario:

1.Tras el sismo del 19S fue evidente la contracción de operaciones que sufrió el sector inmobiliario, de hecho, la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios declaró un sesgo en ventas de hasta 3 meses.

2.Entre la desconfianza por el estado de las propiedades, las pérdidas humanas y el constante incremento de los precios de mercado, derivado del aumento en costos de los materiales de construcción, mermaron la intención de compra en miles de mexicanos. 

3.En 2018 comenzó a mejorar la confianza de los mexicanos y con ello comenzaron a reactivarse las operaciones, especialmente por parte de inversionistas que quisieron asegurar el valor de la tierra previo a las elecciones presidenciales del país para posteriormente garantizar un mayor retorno de inversión aunque fuera a largo plazo.

4.El cambio de gobierno trajo un reto insospechado: el freno al desarrollo inmobiliario “estrepitoso” en la CDMX, donde varias construcciones por alguna u otra razón, incumplen los protocolos y reglas del desarrollo local, situación que por supuesto está afectando a unos y beneficiando a otros, por ejemplo las propiedades usadas están experimentando un ritmo de operaciones mayor al de las propiedades nuevas.

5.Está sobre la mesa el tema de la rehabilitación de espacios como el centro y oriente de la Ciudad de México que tiene como objetivo impulsar el desarrollo de vivienda económica, sin embargo, no se han resuelto del todo los problemas con servicios básicos como el agua en estas zonas.

La conclusión es que este escenario libera una serie de oportunidades para los diferentes actores del gremio: para los desarrolladores marca un punto de inflexión que les permitirá evaluar la calidad de sus construcciones, lo que representa seguridad para los compradores, así como una garantía para los inversores.

También representa la pauta para que los asesores inmobiliarios conozcan realmente su mercado y la vasta oferta de inventario que existe; y finalmente, el usuario verá que la mejor oportunidad que tiene actualmente es la de invertir en un inmueble.