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Mujeres en el sector inmobiliario: participación y vicisitudes

Las disparidades de género aún son un gran inconveniente en México y el gran reflejo de ello lo observamos en los ámbitos económicos y sociales que inevitablemente tienen repercusiones negativas en mercados diversos donde las mujeres se desenvuelven, tal y como sucede en el sector inmobiliario.

La participación que las mujeres tienen en el mercado inmobiliario mexicano aún es limitada y en muchas ocasiones se ve cuarteada por aspectos tales como el “techo de cristal” lo cual condiciona en diversos aspectos la posibilidad de incrementar sus oportunidades económicas en cualquier puesto laboral.

De acuerdo a datos del INEGI 2020, tan solo el 45% de las mujeres mexicanas participan en el mercado laboral comparado con el 77% de los hombres, cifra que sin duda es alarmante considerando que la proporción de mujeres trabajando en servicios inmobiliarios es del 41.7% lo que aún es sumamente reducido.

La inserción y participación de las mujeres en el sector inmobiliario se ve visibilizada de diversas maneras; desde su aportación en las transacciones económicas, hasta su trabajo en empresas dedicadas al real estate, sin embargo, una de las grandes vicisitudes que nombramos es el escaso reconocimiento y poca apertura para que las mujeres ocupen cargos importantes relacionados con los mercados inmobiliarios, así como la imposibilidad del acceso aún, a viviendas dignas que no estén condicionadas a requisitos patriarcales y vinculados con una inequidad salarial.

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Participación de las mujeres en el sector inmobiliario

A pesar de que las mujeres representan un porcentaje valioso en la fuerza laboral en diversos rubros, la jerarquía que las organizaciones y sectores económicos imponen sobre los puestos de dirección continúa siendo reducida y limitada a los hombres por lo que aún quedan diversos retos y políticas públicas que afrontar y desarrollar.

El sector inmobiliario no es la excepción y la participación que vemos de las mujeres en el mismo se ve de la siguiente manera:

Mujeres que se vinculan con las transacciones inmobiliarias

Brokers, asesoras y consultoras son solo algunas de las posiciones más relevantes que distinguimos dentro del sector inmobiliario, sin embargo, detrás de estas también existen diversos consorcios y plataformas relacionadas con el real estate que concentran parte de su fuerza laboral en mujeres profesionistas de ámbitos múltiples vinculados al marketing, relaciones públicas, ventas, etc.

Las transacciones de bienes raíces muchas veces requieren de un gran equipo que logre concretizar ventas en un mercado inmobiliario ambivalente y en constante movimiento, por lo que el talento e importancia que tienen las mujeres en este sentido es de suma importancia.

Aún queda mucho por hacer, entre ello reconocer que los mercados de vivienda no le otorgan el suficiente reconocimiento a estas mujeres trabajadoras que aún siguen ganando menos que sus congéneres y vislumbrando oportunidades limitadas.

La vista hacia las políticas públicas que mejoren la calidad de vida y los salarios de las mujeres debe unirse a una perspectiva de género, ya que de acuerdo al  Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) la brecha salarial es de 42% en nuestro país.

Por otra parte, es indispensable utilizar como herramienta de análisis la interseccionalidad para conocer y entender los contextos en que muchas mujeres se desenvuelven para así comprender cómo se pueden mejorar ciertas prácticas dentro de las empresas inmobiliarias y a nivel legislativo.

Madres solteras, mujeres de la periferia o con discapacidades y profesionistas aún sin prestaciones laborales, son hoy condiciones que deben comprenderse con una mirada audaz en donde las prácticas patriarcales antiguas del sector inmobiliario deben hoy por hoy erradicarse.

Mujeres compradoras

Los indicadores de la distribución porcentual de las viviendas en el país son claros: De los 35.2 millones de viviendas particulares habitadas solo el 67.7% son propias y los hombres son dueños del 56% de las mismas, mientras que las mujeres solo representan el 35.3%.

La mayoría de las mujeres en búsqueda de un hogar propio solo pueden costearlo cuando lo financian junto con su pareja o familiares o en su defecto a través de una entidad bancaria y tan solo el 15% puede adquirirlo de manera autónoma. Este fenómeno no es nuevo y al contrario, se ha visto en los últimos años cómo la independencia económica de las mujeres y su capacidad para adquirir una propiedad es aún más alta a pesar de que la brecha salarial y la escasa apertura a puestos de mando continúa siendo limitada.

El 15% no es una cifra de la cual podamos estar orgullosos, ya que es indispensable mencionar que el mercado de vivienda muestra cifras altas en ciertas zonas donde se concentra la mayor parte del trabajo como lo es la CDMX, Monterrey, GDL, etc. por lo cual la descentralización, la apertura a nuevas formas de trabajo remoto y el análisis de los recursos que una mujer obtiene a lo largo de su vida académica, profesional e informal deben ser tomados en cuenta para el acceso a viviendas asequibles.

Mujeres emprendedoras y desarrolladoras inmobiliarias

La cantidad de mujeres que hoy son dueñas de su propia agencia de bienes raíces o son directoras y/o gerentes es mayor que hace 20 años, sin embargo, aún es indispensable concederle más espacios a mujeres que deseen laborar y establecerse en el sector de vivienda de manera más activa. Las labores operativas, técnicas y los puestos deben estar también destinados a una paridad de género que vire la vista a oportunidades de emprendimiento justas y eficaces.

Las entidades bancarias y de financiamiento, así como las desarrolladoras deben adjudicar a más mujeres de diversos ámbitos en sus filas para así crear proyectos que también cumplan con una mirada distinta.

Mujeres arquitectas, inversionistas, emprendedoras y directivas son tan solo algunos ejemplos de cómo la participación femenina es cada vez más evidente.

Resta en este sentido seguir legislando para ampliar las oportunidades financieras y económicas que sean en pro de las mujeres, para así abrir nuevas ventanas de oportunidades y que sean más las que emprendan de manera autónoma.

Si bien las cifras son alentadoras, es necesario continuar luchando desde fuera a través de diversos movimientos sociales para buscar mejores oportunidades laborales, sociales y dentro del mercado de vivienda.

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