Una de las nuevas formas que han adoptado la generación Millennial para vivir es compartir la renta de departamentos o una casa con sus amigos. Esto siempre suena como una increíble idea porque es gente que conoces, con la que te gusta estar, que no va a juzgar tus acciones y porque reduce los gastos de independizarse de muchas formas.

Sin embargo, no todo es maravilloso, y debes tener en cuenta muchas cosas que quizá no habías pensado antes; con esto no queremos desanimarte, pero es conveniente que las sepas de antemano. Por eso, el equipo de Lamudi, el portal inmobiliario número uno en México, te ofrece cinco consejos sobre lo que nadie te dijo que tendrás que pasar cuando vivas con tus amigos.

 

1. Olvídate de jugar a la casita  

Eso de vivir como una comuna hippie no es posible. Los arrendadores siguen esperando que las cosas sean en orden y que haya una persona responsable de la propiedad, es decir,  alguien que firme el contrato y con quien se hable toda vez que haya inconvenientes, por lo que innegablemente uno de los integrantes de la nueva “familia” tendrá que tomar este papel.

Esto será motivo de que esta persona se pueda llegar a sentir con alguna autoridad o de que los demás se deslinden de todas las cosas que llevar una casa significa, como pagar servicios (luz, teléfono, gas, agua, cable, etcétera). No porque no cooperen con el dinero, sino por el hecho de hacerlo, lo cual quita tiempo pero es indispensable.

 

2. Todo es de todos

Como van a empezar de cero, lo más probable es que hagan una colecta de todo lo que puedan juntar de sus amigos y familia. Nada de diseño por el momento, todo pensado en ser funcional; aunque claro, no podrán conseguir todo de la amabilidad de sus conocidos, así que tendrán que comprar algunos muebles y aparatos eléctricos, muchas veces a plazos.

© Shutterstock
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Aquí el problema será que como por primera vez sabrás el valor de las cosas querrás que las cuiden en ocasiones excesivamente, que traten a tus primeros elementos de casa como los bebés que crees que son. Si todos ponen mobiliario para la casa será más fácil que se llegue a un acuerdo pero generalmente, siempre habrá quien ponga más.

 

3. ¿Quién no lavó sus trastes?

Antes de decidir que tus amigos son los mejores para mudarte pregúntate por sus hábitos de limpieza y pregúntate también por los tuyos: ¿eres un maniático de la limpieza?, ¿te gusta todo en un orden casi militar?, ¿sigues horarios muy estrictos? O por el contrario ¿no te importa para nada comer dos veces de un mismo traste?, ¿tiendes tu cama una vez al mes?

Estas cosas aunque parezcan insignificantes pueden convertirse en un problema realmente grave sobre todo cuando a causa de la poca limpieza de alguno se dañe algo que todos deban pagar; o por el contrario, cuando la exageración por la limpieza de otro se vuelva insoportable para los demás. Un justo medio siempre es una buena solución.

 

4. Fiestas

Claro que piensas que será fiesta todos los días, o al menos cada fin de semana, pero eso cuesta y con todo lo que implica vivir solo quizá el presupuesto no alcance para tanto. Además, habrá ocasiones que eso de celebrar todo el tiempo se vuelva cansado, sobre todo porque habrá momentos en los que tengas obligaciones al día siguiente y no puedas dejarla para otro momento.

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Lo mejor para estos casos será tratar de poner límites para que no tengas que odiar a tu mejor amigo o él tenga que odiarte porque no pueden llegar a un acuerdo. Esto sin contar los desperfectos que puedan ocasionar dichas fiestas y que esta vez tendrás que despertar para ver los daños, limpiar y reparar todo lo que pasó la noche anterior.

 

5. Cada quien su espacio

El problema del espacio existirá solo si hay muchas personas viviendo en el lugar, pues muchas veces parece muy sencillo compartir habitaciones o convertir la sala en una habitación extra. Claro que esto puede funcionar pero debes saber que reducirá tu propio espacio y si lo que pensabas era que serías más independiente, quizá resulte lo contrario.

Sin duda habrá muchas más dificultades a las que te enfrentarás, pero este tipo de experiencias valen muchísimo la pena; será por un lado la prueba de su amistad o se convertirá en un cúmulo de buenas anécdotas con el pasar de los años. Lo importante es que te arriesgues y que conozcas por ti mismo lo que será vivir con tus amigos.