Para los bibliófilos es esencial saber cómo ordenar una biblioteca debidamente pues suele acontecer que, a medida que se van leyendo los libros, éstos se guardan en los estantes sin ningún tipo de orden, lo que, a largo plazo, puede tener como consecuencia un caos que, además de estropear el buen ambiente de un dormitorio o sala, se convierte en un obstáculo para hallar aquellas obras que deseamos consultar o releer.
Por lo tanto, es muy importante que, por lo menos anualmente o semestralmente, se tome el cuidado de ordenar la biblioteca que se tenga para que se pueda saber con qué libros se cuenta y dónde.
1. Sacarlos de los libreros
Antes de ordenarlos, se tendrá que removerlos con cuidado y dejando el librero donde se encontraban totalmente libre. Esto con el propósito de saber con exactitud con cuánto espacio se cuenta para colocarlos en orden y, asimismo, para pensar en qué lugares se desearía ponerlos. También, es una buena oportunidad de limpiar los libreros o mesillas que los albergaban y, claro, también los mismos libros.
2. ¿Qué forma de organización se prefiere?
Una vez que se ha terminado con la limpieza y se sabe con el espacio con el que se cuenta, el próximo paso es decidir de qué manera se ordenarán los libros. Esto es, si estarán dispuestos alfabéticamente, por nombre del autor (apellido o primer nombre), por el género al que pertenecen o, simplemente, por preferencia.
3. Ordenar
En el momento de ordenar, si se encuentran libros que no tienen valor y no se cuenta con demasiado espacio, lo mejor es deshacerse de aquellos que no se utilizan. Hay que recordar que éstos pueden ser donados a una de las librerías que existen en la ciudad o población donde se vive.
Una excelente manera de organizar es etiquetar los espacios que pertenecen a cada sección con el nombre que los agrupa, por ejemplo, si se trata de géneros, «novelas», «poesía», «teatro», etc.
4. Preservación
Hay algunas precauciones necesarias para lograr que los libros en casa no se estropeen. Se debe evitar exponerlos a la luz del sol por mucho tiempo, por lo que es mejor que estén lejos de las ventanas si estas proporcionan mucha iluminación. También, para conservar los libros de tapa dura se pueden forrarlos con celofán.
