Los edificios inteligentes surgen a partir de la crisis energética mundial durante la década de los setenta, lo que motivó a los arquitectos e ingenieros a crear formas de edificar inmuebles considerando el control automatizado de sus sistemas, además del ahorro de energía, intención que se desarrolla desde las investigaciones en casa solares desarrolladas en Estados Unidos desde los años treinta y cuarenta. Así, surgieron las primeras edificaciones que emplearon un consumo de energía mínimo para operar, y con el paso del tiempo se les fueron incorporando servicios que optimizaron su funcionalidad.

Actualmente, el concepto de edificio inteligente se ha adaptado a los avances tecnológicos sucesivos, de manera que este concepto se aplica tanto para construcciones de oficinas, como a hospitales, hoteles, bancos, museos, casas, etc. Además, las construcciones inteligentes deberán estar diseñadas para poder incluir, en un futuro, los nuevos avances que se vayan generando.

¿Qué es un edificio inteligente?

Se puede definir a un edificio inteligente como aquel inmueble que desde su diseño incluye la automatización de sus sistemas, además del cuidado del medio ambiente donde se edificará, y permite obtener ahorros de energía en su operación, incentivar las labores diarias con instalaciones adecuadas y funcionales, facilitar su administración y mantenimiento, favorecer la operación y control con programas relacionados de todos los sistemas del edificio: eléctricos, telecomunicaciones, seguridad, así como una flexibilidad para adecuaciones e innovaciones futuras. Deben asegurar un mantenimiento eficaz a bajo costo. Asimismo, garantizar una larga vida al inmueble y que sea flexible a las adecuaciones para su ocupación.

¿Cómo sabemos que es un edificio inteligente? Fácil, con cuatro elementos:

• Estructura del edificio. Se refiere a la estructura y diseño arquitectónico, incluyendo los acabados y el mobiliario.
• Los sistemas del edificio. Se consideran todas las instalaciones que integran un edificio, tales como aire acondicionado, calefacción y ventilación, energía eléctrica e iluminación, controladores y cableado, elevadores y escaleras mecánicas, seguridad y control de acceso, seguridad contra incendios y humo, telecomunicaciones, instalaciones hidráulicas, sanitarias y seguridad contra incendios.
• Los servicios del edificio. Se incluyen los servicios o facilidades que ofrecerá el edificio, entre los que se pueden mencionar las comunicaciones ( vídeo, voz y datos), automatización de oficinas, salas de reuniones y cómputo, fotocopiado, correo electrónico, seguridad del personal, limpieza, estacionamiento, escritorio de información en el «lobby» o directorio del edificio, facilidad en el cambio de teléfonos y equipos de computación, centro de conferencias y auditorio compartidos, y facilidades para videoconferencias.
• La administración del edificio. Comprende su operación de manera eficaz y eficiente en su mantenimiento, administración de inventarios, reportes de energía, análisis de tendencias, administración y mantenimiento de servicios y sistemas.
La optimización de cada uno de estos elementos y la interrelación entre sí es lo que determinará la inteligencia del edificio, es decir, la interrelación y coordinación automatizada de todos los sistemas.

Así que si eres de una pequeña a mediana empresa, tener estos servicios dentro de tus oficinas no sólo te ayuda a una mejor presentación, funcionamiento y manejo de tu empresa.